El arte puro nace de
una necesidad de ordenación.
Una obra de arte puro
debe provocar una emoción de orden geométrico.
El azar es lo contrario
del arte puro.
El arte puro responde únicamente a las
leyes del arte.
Una obra de arte puro es la
materialización rigurosa de una concepción rigurosa.
Una obra de arte puro debe percibirse en
su totalidad
y no de una manera fragmentada.
El arte puro no es figurativo.
El arte puro no es narrativo: no necesita
contar historias ni documentar hechos.
El arte puro rehúye lo raro y lo original.
El arte puro no es utilitario: no es
decoración, propaganda, reivindicación
ni autopromoción.
El arte puro es impersonal y objetivo.
El arte puro no es una afirmación de
autoría ni de individualismo.
El arte puro rechaza todo lo que puede
expresarse mejor de otra manera.
El arte puro se basa en el rigor
compositivo de formas y colores puros.
Una obra de arte puro parte de la realidad
física y no es un conjunto arbitrario
de formas y
colores.
El arte puro rechaza el virtuosismo
técnico.
El arte puro es austeridad metafísica.